Recordemos que:
– Es diferente la pérdida de memoria asociada al normal envejecimiento (el olvido benigno) de la derivada de las enfermedades cerebrales (demencias).
– Debemos rechazar la creencia de que el paso de los años conlleva ineludiblemente deterioro mental. La pérdida de facultades mentales debe ser motivo de consulta médica.
– La memoria no es una capacidad unitaria. Hay tipos o almacenes de memoria diferenciados. El aprendizaje y el recuerdo se desarrollan en tres fases.
– Es imprescindible mantener activo el cerebro realizando ejercicio intelectual.
– Conviene utilizar estrategias para mejorar el aprendizaje de nuevas cosas y favorecer el recuerdo.
– Deberemos prestar atención a lo que hacemos evitando que las acciones cotidianas se vuelvan rutinarias o automáticas.
– El interés y la motivación son necesarios para aprender y recordar.
– También es importante lograr el bienestar psicológico. La ansiedad y la depresión inciden en un peor funcionamiento de la memoria.
– El aprender una técnica de relajación ayuda a controlar la ansiedad que generan los nuevos aprendizajes y la posibilidad del error.
– No pretender tener ningún olvido o equivocación. El querer ser perfecto y rápido sólo genera ansiedad. Con los años el cerebro sigue funcionando bien pero necesita más tiempo para actuar.
– Preocuparse por mantener un buen estado físico estableciendo hábitos saludables.